
La moda como espejo del alma: redescubrir la identidad a través del clóset
Cada mañana, frente al clóset, ocurre un gesto cotidiano que muchas veces pasa desapercibido: elegir qué ponerse. Pero para muchas mujeres, ese instante es más que una decisión práctica. Es un momento de conexión interna, una especie de ritual silencioso que marca el tono del día. En palabras de Magda Guerrero, fundadora de la boutique Tumaná, “vestirse es colocar el primer pilar de la identidad”.
Desde su espacio en la Ciudad de México, Magda ha creado una propuesta que rompe con la lógica tradicional de la moda rápida y las tendencias que se imponen. Su enfoque es otro: menos prendas, más significado. A través de su boutique y asesorías personalizadas, acompaña a mujeres en procesos de transformación personal que, inevitablemente, se reflejan en lo que visten.
“He visto a muchas llegar confundidas, sintiendo que su ropa ya no representa quiénes son”, relata Magda. “Están viviendo una transición: una separación, un nuevo trabajo, una etapa más introspectiva. Y buscan verse como realmente se sienten por dentro”.
Así, en Tumaná no se trata solo de comprar ropa, sino de reconstruir el estilo personal desde la autenticidad. Con prendas elegidas con intención —algunas hechas por diseñadoras mexicanas, otras con materiales nobles como lino o seda italiana—, Magda ayuda a sus clientas a alinear su imagen con su identidad.
“El estilo no es algo que se copia, es algo que se descubre. Y comienza con escucharte a ti misma”, dice. Por eso, su trabajo va más allá de sugerir combinaciones: implica preguntas, introspección y conexión emocional con las prendas.


Los pequeños detalles también son protagonistas en su visión. Los zapatos, un bolso o los accesorios no son simples añadidos. Son, como ella los llama, “los conectores entre el estilo y la personalidad”. Bien elegidos, pueden transformar por completo un atuendo, dotándolo de coherencia y fuerza expresiva.
Pero lo más revolucionario de su propuesta es quizás la idea de que vestirse no es una obligación ni un disfraz, sino un acto de autocuidado. Una forma de decir “aquí estoy” con seguridad, sin estridencias, sin impostaciones.
“La ropa no debe gritar para llamar la atención —afirma—, debe hablar contigo primero. Si tú te sientes bien, lo demás fluye con naturalidad”.
En un mundo que muchas veces ha catalogado la moda como algo frívolo, Magda Guerrero le devuelve su verdadero sentido: el de ser una herramienta para honrar la historia personal, reconectar con el presente y proyectar con claridad quiénes somos. Porque cada prenda elegida con intención no solo cubre el cuerpo: cuenta una historia.